Mi alma camina entre muros

 


En solitario ve cómo pasa el tiempo sin detenerse para tomar aliento, en ese momento de desconsuelo donde las palabras tienen más importancia que un sólo gesto de desprecio.

No me obligues a llorar sin lágrimas que no tienen sentido derramadas en el pozo del olvido. Sin motivos aprobados por el que escucha, no oye los gritos de amargura al caer la noche.

Y me faltó tiempo para olvidarte.

Y me faltó valor para odiarte.

Y me faltaron abrazos para quererte.

Volamos más allá del tiempo, cruzamos mares, dejamos atrás nuestros miedos a vivir en libertad rodeados de un oasis de palmeras y fina arena del mar.

Miramos al cielo con los ojos cerrados, contamos las estrellas reflejadas en tu mirada.

Volvimos al lugar donde nos amamos por primera vez, sentimos como nuestros cuerpos recordaron aquellas caricias que lo decían todo de dos amantes que se olvidaron del tiempo escrito en cada beso, en cada paso, en cada gesto desafiante frente al espejo.

En lo infinito del universo, hay nubes que sin saberlo juegan al despertar de lo nuevo.

Transcurren los días y los prados se vuelven salvajes y fríos.

Dibujan caminos en solitario que nos llevan entre lágrimas, entre suspiros al final del abismo.

Suéltame antes de que el viento traicionero impida mi libertad.

Volar es respirar aire limpio, sentir el placer de amar sin ataduras ni miedos que me conduzcan al final de tus labios.

No te preocupes por mí, estoy sentado en un lugar tan especial que no quiero decirte dónde está.

Sigue buscando y me encontrarás, pero no me busques más porque no estoy escondido, estoy bajo el sol, esperando la lluvia.

Solos pasearemos en nuestros mundos distintos, cogidos de la mano seremos libres, sin miedo diremos al mundo que el amor duerme mecido por el mar.

Las notas musicales se deslizan por tu piel, sin saberlo acarician mis sentimientos.

Me olvidaré de ti, me olvidaré de vivir, me olvidaré de sentí que para vivir y sentir no me puedo olvidar de ti.

Hoy no siento frío, ni calor, estoy a oscuras en mi celda de castigo contando los minutos, tan exactos que llegan cuando tú no estás.

El murmullo del viento se aleja, sólo queda tu olor, tus risas que tropiezan con mi piel en aquel día donde se apagó el deseo y despertó tus ganas de vivir y de sentir.

Con fuerzas me agarro al pasado, con las mismas fuerzas que huyo sin saber a dónde ir.

Te burlas del tiempo y oprimes los segundos en un intento de ser feliz.

Todo pasará muy despacio mientras las olas esperan pacientes en la orilla del mar la llegada de tus besos.

Olvidarás un otoño frío, lluvioso, oscuro y gris.

Rompe las cadenas que te atan a este mundo, corre sin mirar atrás y respira profundo que la muerte acecha, tan paciente, tan discreta que apenas nos dio tiempo a vivir.

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