Aqui y Ahora

 


 

Aquí y ahora comienza una historia que planta sus besos en tu boca.

Deseo alargar la noche para que no te marches de mi lado y ahuyentes mis pasos que te buscan con el miedo a perderte. 

Quiero que me regales el olvido más cruel del quien amó a su enemigo.

Sus pasos silenciaban el latir de mi corazón.

Cada vez lo sentía más cerca de mí.

Su aliento me provocaba, su olor me excitaba.

Cerré mis ojos y sus manos comenzaron a desnudarme.

Sin prisa, tan despacio que la luna indiscreta quiso mecer al viento y susúrrame al oído su último pensamiento.

Tus manos me recordaron que eran dueñas de mi cuerpo y sin permiso llegaron hasta donde termina la conciencia y empieza lo prohibido.

Mis ojos permanecían cerrados, sólo con el susurro de tu voz me hacías pensar que nada había terminado, te sentía vivo, atrapado en mis sueños, en mi deseo de amarte.

Hasta cuando tengo que escuchar el sonido de las campanas.

No lo sé.

Nada tiene sentido, ni lo que digo, ni lo que escribo.

Sólo los sordos escuchan mis gritos, sólo los sordos escuchan a los que están muertos.

Mi dolor no es mi culpa. No hay culpables, un poco de tiempo para sanar las heridas de la vergüenza y las del miedo.

No hay paraíso más alejado que aquél que te lleva al olvido de todos los que te quieren y te odian.

Desaparecer en el profundo mundo del olvido, donde los árboles no recuerdan las hojas caídas en otoño, aquellas que un día lo hicieron grandioso.

Y yo me pregunto, ¿por qué tengo frío, si mi ropa es ropa de abrigo?

El río llora, está vacío, el agua se marchó con el mar, es más grande y está limpio.

No quiero preguntas sin respuesta.

No te has dado cuenta, que cada noche dejo mi puerta entreabierta.

Reclina tú cabeza sobre mí.

Eres mi respuesta.

Si tus ojos fuesen mi mirada y tu pecho mi almohada.

Qué sería yo para ti.

Tú último pensamiento, tu primera palabra.

No hay mayor verdad que aquella que oculta una gran mentira.

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