Pasa

 

Pasa, no seas tímida, las ventanas están cerradas.
La chimenea encendida, el fuego calienta nuestra habitación.
Pasa niña, pasa, te estoy esperando, sentado, con un libro abierto.
No tengas miedo, sólo soy un viejo, estoy ciego y veo tu rostro reflejado en el cielo.
Pasa, no lo dudes, tengo chocolate caliente y unas pastas.
Tus pasos me hablan, no grites, despertarás a mi gato  que duerme en el patio.
Pasa, no llames a la puerta, está abierta, siempre está abierta, te esperaba, cantando y pensando en el tiempo que has tardado en llegar a mi mesa.
Pasa descalza, sin preguntas que no tienen respuesta y sonríele al espejo, es tu reflejo. No pienses que todo se vuelve pasado.
Pasa, ordena mi armario y si tienes tiempo, ordena mi vida.
No te enamores del viento. Sólo es viento. Tan ligero, tan ingenuo, acaricia tu pelo.
Que tiene de extraño que te mire con mis ojos, y al final del día con un sólo beso decirte lo mucho que te amo. Con pocas palabras, con una simple caricia hacerte el amor.
Y si nos decidimos algo bonito ahora que estamos a solas.
El silencio y nuestras miradas se saludan en el camino, no sabemos mentir, hablamos mirando al cielo, una lluvia de estrellas acompañan nuestros sentimientos.
Nuestras palabras se enamoraron y formaron frases que conquistaron nuestros corazones.
Nuestros pasos silenciosos, a penas sin ruido caminaron sin prisa en el tiempo, despacio mimando las horas, jugando con los días, durmiendo con las notas de una primavera que presume de colores.
Nuestras manos se preguntaban si podrían vivir sin saludarse, sin el calor de nuestra piel, manos que dibujan simples trazos en un papel en blanco tan bellos como paisajes que se adormecen al caer la tarde, mirando a la luna esperando una respuesta y gritando tan fuerte que despertaron al sol.
Nuestras miradas pasearon por la orilla del mar, confundieron las estrellas con el reflejo de nuestros sentimientos y sin dudarlo compartieron la misma almohada.
Seremos agua de lágrimas formando ríos cristalinos, montañas blancas como la nieve, seremos viento que viaje en soledad, seremos perdón de momentos que duelen al sentarse en nuestra mesa, seremos bailarines de nuestro propio teatro, risas al escuchar el canto de nuestra voz seremos simplemente tu y yo.