Tú, árbol te quemas
Tú, árbol te quemas.
Pies pequeñitos, fríos, mojados, caminaron por tu espalda camino de sueños que abrazan un vientre y huyen de las bombas.
El calor de tu pecho sería mi refugio, tus palabras mi consuelo. Mirada que me habla de días felices, lágrimas que limpian mis odios y un soplo de aire fresco me hizo comprender cuanto te quiero.
Cuando la noche llega, el miedo me acompaña, aquel silencio sólo roto por el llanto del anciano que cierra sus ojos antes de pedir perdón se confunde con las risas inocentes de los más pequeños, juegan para no ser descubiertos, la vida y la muerte, esperan.
Se respira el humo del soldado valiente, sus botas llenas de barro, su barba, donde esconde lo que un día fue, sería nuestra única salida.
Todo quedo en silencio, los minutos pasarían sin saludar, el espejo se rompió en mil pedazos, muy despacito fuimos saliendo, con cuidado, tomaremos algo caliente.
Cada vez éramos más cobardes, nuestra ropa tendida, rendida por el viento, se marchó.
Abandono mi hogar con lo poco que me quedó, una vieja maleta cansada, sin ganas de viajar, cuatro pantalones y algunas camisas, fotos en blanco y negro, una canción de despedida.
El viejecito del sombrero no se despidió, volvió a sonreír, luchó por su libertad.
Tú, árbol, te quemas, abandonas, fracasas.
Que bonito y triste a la vez.Precioso Juan Burgos.Como siempre te hacen sacar los sentimientos y ponerlos a flor de piel.
ResponderEliminarGracias
EliminarMagnífica poesía como siempre.
ResponderEliminarMe transmite mucha paz y tranquilidad. Muchas gracias.
Gracias, las palabras y los sentimientos van de la mano.
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