Tres pasos
Tres pasos fueron suficientes. Sólo tres pasos y
todo cambio.
Otro día más, mi vecino y sus perros, la colada
tendida y mis clases de piano olvidadas.
Tres pasos y salgo a la calle, un día nublado.
Las aceras están mojadas, el invierno indiscreto, se
aproxima. No tiene pareja, ningún problema.
Tres pasos, tres besos y tres abrazos, todo parece
quieto, sin vida, sin aliento.
Un poco de nada puede llenar una vida que acaricia
la soledad en un día nublado dónde la lluvia se niega en mejor el suelo.
Cada beso puede ser un juego ingenuo cuando se
pierde las fuerzas en el intento, no pienses más, duerme y verás cómo todo
cambia a tu alrededor. Figuras echas de miel, sin saber qué hacer, volvimos al
principio de una historia llenas de sombras.
Y volvimos a pasear cogidos de la mano, risas entre
las frías historias de un vagabundo que busca su destino sin saber cuándo
volverá a llover.
No llenes mi alma de suspiros, más allá de la muerte
no hay nada, quizás un abrazo llenaré el vacío que siento dentro de mi cuarto
frío.
Todo lo que mis ojos pueden ver, líneas perfectas en
blanco y negro, animales dibujados en mis zapatos y hojas de árboles que no dan
sombra, que no temen al otoño, que no mueren.
El camino está cerrado, el olvido se volvió
presente, un invierno frío, un mar que llora por la ausencia de tu mirada, un
volcán apagado, una melodía sin final, un adiós triste, un sol especial.
Los pasos buscan el refugio del viejo cansado.
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