Mis huesos se rompen
Mis huesos se
rompen, mientras mis miedos escapan por tus labios.
Larga cortesía,
dónde sin pensar, llegas a mi vida y te apropias de mis palabras.
No pienso en
cambiar mi discurso, mejor tener paciencia y esperar que los pájaros abandonen
su nido. Un día despejado hace que mis ideas fluyan y mis poros expulsen un
perfume comparable al estallido multicolor de miles de pétalos expuestos a la
negativa más cruel del pequeño flautista.
Pensar en nada
me hace fuerte, guardar recuerdos de tiempos no vividos se asemeja al río que
huye, sin saber que su muerte se aproxima, que el mar lo espera. Todo va bien
si no preguntas, si no cuentas los años dónde mi voz te llamaba y solo la
oscuridad me respondía apenas sin esfuerzo.
Caminar hacia el
final de una primavera, fue mi castigo, no dudé en mentir, mi boca sigue
estando amarga y mis labios no saben cómo terminar aquel sorbo de venganza que
guardaba entre lágrimas y suspiros. Soy libre, me siento atrapado al fracaso,
no hay nubes de colores, ni estrellas negras. Seguiré buscando mi propia voz.
Un poco de aire
para respirar y volveré a sentir como las horas me obligan a abandonar mi
juventud. Pasos que me llevarán al fondo del mar
Y por último
pensé en ti antes de recoger todos los recuerdos de un largo día de invierno.
Abrazar a cada
estrella sería imposible, contarlas improbable, jugar con ellas antes de cerrar
los ojos algo más que inimaginable.
Pensar en
regalarte el cielo, sería un sueño. Bailar con la luna, quizás.
Soñar con un mar
sin olas, dulce despertar.
Comentarios
Publicar un comentario