La ceremonia



El día más deseado llegó. Soleado y sin viento, qué invento. Mi vestido de novia planchado, mi velo que volaba cómo el tiempo, también planchado. Mis zapatos de tacón, mi ropa interior, todo perfecto. ¡Qué nervios! la peluquera llegó a tiempo y sin perder más tiempo empezó. Un recogido sencillo, con un acabado informal, sin formas que pueda firmar mí último contrato.

Llegué a la iglesia de la mano de mi padrino, mi vecino Sebastián. Mi vestido tan blanco qué unas palomitas me regalaron desdé el cielo una lluvia de colores y olores.

Mi velo quedó decorado, ahora todo lo veo nublado.

A lo lejos se aproximaba el coche de mi principito, debe de haber un error, la novia llegó antes que el novio, qué locura y los pies me están llamando, presos en un número que no es el suyo, son los zapatos de mi prima Rebeca que se quedó soltera.

Qué bonita la madrina, va espectacular, para mi gusto un poco recargada, una pamela que parece una palmera.

Estamos en el interior de la iglesia, el cura de negro, el novio también y yo de blanco como el techo de mi habitación.

Que ceremonia con más parsimonia, que bonita quedó, todos felices y los feligreses aplaudían el final de un cuento de andas.

Vamos a celebrarlo, con vino y zumo de naranja, zumo para mi primo y vino para mi vecino.

Estoy agotada, mi prima Bárbara se quedó dormida, mi padrino perdido, mi suegra con zapatillas, mi sobrina deprimida, mi abuela haciendo croquetas y mi marido me llevó al cielo y luego se quedó dormido.

Ya todo terminó, el torero se quitó su traje de luces. Mi vestido blanco lavado, planchado y guardado. Todo recogido y yo con hipo cuándo me llegó la primera letra de mi hipoteca.

Nos vamos de viaje de novios, de viaje de bobos, de viaje para viajar, quizás otro día más, lo contare.



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