Camila
Camila estaba desnuda, sólo las olas del mar escucharon sus lamentos. No fueron dos pasos, ni tres, diez contaron sus pies.
Camila caminaba, buscaba el amor qué nunca tuvo.
Perdida entre lágrimas, cantaba cada noche, sin
público, sin aplausos, pero no le importaba, las estrellas escuchaban sus
lamentos.
Me pierdo por las estrechas calles de aquella ciudad
fría y solitaria.
Camila, pasaba hambre.
Los días pasaban despacio, luces qué no alumbraban
ningún camino, agua que no calmaba su sed, Camila estaba en compañía de un
puñado de besos, los contaba, siempre le faltaba alguno.
Los días de lluvia solía pasear, cuándo la tarde
empezaba a sentir cómo el sol moría en cada paso que la llevaba a conocer una
nueva luna, acariciaba su redonda cara blanca
Camila quería saber cómo besan los labios del hombre
que nunca besó, sentir sus manos recorriendo cada rincón de su cuerpo, morir de
placer.
Camila quería ser la mujer que nunca fue
Cambió sus corbatas, sus trajes caros, por la
libertad de sus tacones y sus vestidos estrechos, gritaré mi nombre, pintaré
mis labios de deseo y buscaré en la noche todo aquello que oculte frente al
espejo. Quiero rosas en mi pelo, luz en mis ojos y todos los días que se
marcharon sin despedirse por miedo al rechazo.
Llámame cuando quieras y hablamos como siempre con
frases bordadas en mis labios, con bonitas palabras calladas, con silencios que
me llenan de amor.
Camila es feliz.
Qué preciosidad la lectura y la música, Juan. Hermoso tu poema.
ResponderEliminarGracias amigo Emilio
EliminarQue bonito poema!!! Entrañables palabras llenas de música!!!!
ResponderEliminarGracias de todo corazón
EliminarTexto, música y voz, magníficos! 👌👏
ResponderEliminarGracias
EliminarPrecioso Juan! 😍
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